Soy purista en muy pocas cosas. Una de ellas, y lo ha sido desde que los vi por primera vez, es mi amor incondicional pero crítico hacia Los Simpsons. Y, como muchos, me he sentido decepcionado por los capítulos recientes, capítulos que no aportan nada nuevo a la serie y, por el contrario, nos hacen extrañar a los fanáticos joyas como «You Only Move Twice», «22 Short Films about Springfield», «Kamp Krusty» o «The Joy of Sect». Y, como muchos esperaban, la película no distó de ese patético panorama.

Como buena parte de los capítulos recientes, la película adoleció de clichés comunes en temporadas recientes: Viaje, problema causado por Homero y solución basada en el escape, problema matrimonial, Bart intentando seguir siendo un Peter Pan a pesar de sus crecientes vicios adolescentes, Lisa demasiado firme en sus creencias e ideas. Pero, además, la película cometió el error (no sé si intencional) de usar tramas e ideas que se habían usado en muchos capítulos previos. Hagamos la comparación:

  • Problema ambiental que involucra a toda Springfield, causado por Homero (Trash of the Titans)
  • Lisa se enamora de un ambientalista (Lisa the Treehugger)
  • Bart en casa de los Flanders (Home Sweet Homediddly-Dum-Doodily)
  • Película de Itchy y Scratchy (…)
  • Rechazo de Bart hacia Homero (Barting Over)

Cosas buenas: El gag del inicio es magnífico, al igual que lo escrito por Bart en el tablero. Algunos apuntes, inevitablemente, causan risa inmediata. Pero unas golondrinas pequeñas no hacen verano en una película que está perdida desde su argumento y sus personajes (no vi casi ningún apunte de Krusty, Skinner no apareció, Willie fue una presencia casi mítica y las hermanas de Marge apenas aparecieron en un cuadro).

Termino esta pequeña diatriba con una dolorosa, pero lapidaria frase.

Far be it from me to gloat at another’s downfall, but I have a feeling that no children are gonna be crying when this puppy is put to sleep.
(Kent Brockman)